miércoles, 28 de enero de 2009

RECUPERAR EL NIÑO INTERIOR

Cada uno de nosotros lleva un niño consigo, independientemente de la edad que tenga. Es esa parte de nosotros despreocupada que juega por jugar, que disfruta de lo que hace, que no atiende a razones lógicas, que crea mundos imaginarios donde todo es posible. Recuperar la inocencia del niño interior es llevar el paraiso a la tierra, es verlo todo con ojos nuevos a cada instante, donde cada cosa que veo, toco o siento es fascinante. Ya lo dijo Jesucristo: se como un niño y solo así entrarás en el Reino de los Cielos.

También lo señaló Nietzsche en Asi habla Zaratustra, donde habla de las tres transformaciones del espiritu. Primero está el camello que carga con su pasado, con los ideales, normas y moralidad que le han transmitido la familia y la sociedad y a la que se ajusta con obediencia. Son los deberias introyectados. Después hay una revelión y el camello se transforma en Leon. Ya no quiere aceptar ningún debería más, sino conquistar su libertad para poder crear sus propios valores. Pero aún hace falta una última transformación: el niño. Pues solo el niño pude crear algo nuevo desde su sí más profundo. Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí

No se si conoceis este relato. Para mi es muy llamativo el paralelismo que existe entre la transformación de la que habla Nietzsche y el proceso terapeútico que se sigue en terapia gestalt. La meta es poder llegar a ser espontaneo y creativo en cada instante según lo requiera la situación, libre de la armadura de caracter que hemos ido construyendo a lo largo de nuestra vida. Toda una aventura por cierto.

Os dejo de nuevo un video de Sigur Ros en el que salen unos "niños" muy guapos pasándoselo en grande.

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